jueves, 21 de junio de 2007

La historia de una gran ciudad

Fue fundada el 20 de agosto de 1767, bajo el reinado de don Carlos III, el cual mandó al virrey del Perú -Manuel de Amat y Junyent- a fortificar el extremo norte de la isla de Chiloé y en su cumplimiento instruyó al brigadier don Carlos de Beranger y Renaud para que levantara un fuerte y villa en el extremo occidental de la isla de Chiloé, como antemural defensivo de la navegación por el extremo sur de la América, frente a las amenazas inglesas.

En virtud de las órdenes anteriores y de las instrucciones que se dieron a Beranger, nombrado también gobernador de Chiloé, fundó la Villa y Fuerte Real de San Carlos de Chiloé en el año 1768, para lo cual trasladó a la nueva población a los habitantes de Chacao y desde ese momento la nueva villa se convirtió en la sede del gobernador y en el principal puerto de la isla. A partir de 1784 la villa de San Carlos fue la sede de la Intendencia de Chiloé, constituida en aquel año, dependiente del virreinato del Perú, cuyo primer titular fue Francisco Hurtado del Pino.

A pesar de los problemas derivados de Chile, Chiloé se mantuvo fiel a la Corona y así, por orden del virrey Abascal, desembarcó en la villa y Fuerte Real de San Carlos de Chiloé en el año 1813 el brigadier don Antonio Pareja con el encargo de formar una expedición para restaurar el poder real en el reino de Chile. Formado este ejército en Chiloé salió desde la Villa y Fuerte Real de San Carlos hacia Valdivia y desde allí inició los combates contra los independentistas del reino de Chile, que culminaron con la derrota de estos en el llamado Desastre de Rancagua y la posterior entrada victoriosa de los chilotes en la ciudad de Santiago el 5 de octubre de 1814.

Producida la independencia de Chile, continuó Chiloé fiel a la monarquía y bajo el gobernador don Antonio de Quintanilla, desde la villa y Fuerte Real de San Carlos se organizó la defensa de Chiloé frente al ataque de Lord Cochrane, que fue derrotado al intentar asaltar el castillo de San Miguel de Ahui en 1820. Años más tarde la expedición dirigida por Ramón Freire sería derrotada en la batalla de Mocopulli (1 de abril de 1824) y sólo dos años después las tropas chilenas vencerían la resistencia chilota en los campos de Pudeto y Bellavista (14 de enero de 1826), tras lo cual se convino el Tratado de Tantauco, que selló la anexión de Chiloé a la república de Chile.
A pesar de algunas resistencias chilotas, la Isla Grande terminó aceptando su unión al pueblo chileno.
Sólo años más tarde, en virtud de la ley del 4 de julio de 1834 se cambió el nombre a la villa de San Carlos de Chiloé por el de Ancud, dándosele el título de ciudad y declarándola capital de la provincia de Chiloé. Seis años después, el papa Gregorio XVI, en virtud de la bula Ubi primum, de 1 de julio de 1840, erigió la diócesis de San Carlos de Ancud situando la silla episcopal en la ciudad de Ancud, cuyo primer obispo titular fue el dominico Justo Donoso Vivanco, importante canonista, más tarde obispo de la Serena y ministro de justicia, culto e instrucción pública.
Durante el siglo XIX la ahora ciudad de Ancud se caracterizó por una activa vida comercial, como consecuencia de un intenso comercio marítimo, que comenzó a decaer cuando se produjo la apertura del canal de Panamá. En los primeros años del siglo XX se estableció en las cercanías de la ciudad de Ancud una importante colonia de pobladores, especialmente, alemanes, que dieron un nuevo impulso al comercio, agricultura, ganadería y educación, sin perjuicio de lo cual la llegada del ferrocarril a Puerto Montt en 1912 marcó un momento de crisis para la actividad comercial de Ancud, que comenzó un lento decaimiento.

La educación en Ancud recibió un fuerte impulso durante el siglo XIX con la fundación del Seminario Conciliar de Ancud el 13 de abril de 1845, bajo el episcopado de monseñor Justo Donoso, y luego con la fundación del "Liceo de Ancud" el 11 de octubre de 1868 y poco tiempo después con la llegada a la ciudad de las religiosas de la Congregación de la Inmaculada Concepción el 3 de noviembre de 1874.

Al implantarse la regionalización (1982), Ancud dejó de ser la capital de la provincia de Chiloé, aunque para efectos judiciales su Juzgado de Letras tiene rango de Juzgado de capital de provincia.

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